*

20090704

Humano

El tiempo frágil se desglosa con su sonrisa, desea morir y no tiene idea de lo que significa, su vida en un embalse deseoso y cauto planea la ciudad en un evento magnifico, juega con la tortura hacia su cuerpo llenándolo de veneno, siempre propuesto, inteligente en ciertos movimientos, pero muy torpe en la mayoría, llega a puerto deseoso de carne fresca, nada se interpone entre él y su objetivo, camina mezclado de silencio y vanidad, el lúgubre del lugar le brinda una sonrisa al reconocerlo como par, se instala, observa, y más que nunca desea marcharse, el camino se hace estrecho, el sendero que recorrió hace tiempo aun logra recordarlo, y se embarca, pasajero de sus miedos y dependiente de sus anhelos, esos que por escasos que sean, son certeros, buscan el camino privilegiado hacia la cima del éxito y se refleja en el río, un río hostil en el cual solo navegan los hombres no provechosos, el color mezclado con flores y cadáver de coral, simulan ser un estanque transparente en el cual él logra divisarse, se detiene, se busca y al encontrarse deduce que lo supuso hace ya mucho, su cara de hombre valiente se extinguió con sus sueños, esos que dejo olvidados en el antiguo puerto, antes de salir de su adorada tierra en la que no añoraba la muerte, era solemne en su discurso disfrazado de sombras, traía una pena a cuestas y no lograba descifrar por más códigos que aparecían en su camino, se sentó a la orilla del río, se vio afligido y sin pedir más, sacó su armónica entonando por ultima vez su canción compuesta en tiempos de alegría. Las lagrimas poco tímidas se manifiestan en su cutis malgastado, lavando su cara de espanto y dejando sombrías rayas en su cara, tocaba, soplaba su armónica como soltando su ultimo aliento, entre soplido deseaba en silencio la voz femenina que cantara sus tonadas, esa que la acompaño bajo el sol y muchas veces en las sombras, añoraba su voz tanto o más que a su cuerpo; el paraje era Helénico y sus notas guardaban un secreto, aquel que jamás le revelaría ni al más odre de sus compañeros, aquel que prometió guardar por siempre, ese que le hizo emprender el camino sin rumbo, ese camino del cual hoy es esclavo.
.
Escrito por: Makarena Fritz .