*

20100402

Erotic Nuages

Ocurrente desperté aquella mañana, atemorizada por esas inquietas y vacilantes nubes, hasta yo sentía temor de lo que tramaban, tan suaves, apacibles, simulaban trasladar odio en ellas, se dirigían hacia el sur… Caí en un trance un tanto perpetuo, no sé cuanto tiempo me llevo notar el terciopelo que me cobijaba en esa cama, en esa mañana disfrazada de atardecer, lúgubre, con soslayos siniestros que me hacían sonreír por dentro, borrando por momentos prolongados la constante amargura que saboreo indeleble, giré mi cuerpo, fingí dormir aún, simulé estirar mis manos, para así, con las yemas de mis tímidos dedos saborear su cuerpo, tantear su calor, iniciando el recorrido más erótico hasta el momento, jugando a escribir con mis dedos un lenguaje sin parámetros, sin censura, tallando en su espalda la más obscena de las historias, como las de un cabaret, un burdel ó algún lugar ubicado en algún suburbio de alguna sucia avenida. Escribiendo aun me hallaba, una sinfonía maligna de acordes y ruidos honrosos para el momento, hasta que detuvo mis manos, las dejó perpetuas en una pared, inamovibles, causando una respuesta inmediata en mi ya excitado cuerpo, causando un desenfreno despavorido, ese que conocía desde hace tiempo, ese que logró experimentar en una fase de éxtasis único como el de aquella infausta mañana, en donde esas nubes me hacían recordar lo suave de su cuerpo, lo carnal que puede ser y el agradable daño que podía recibir, respiré profundo, emanaba un olor impar, quería llevarlo conmigo, sin saber que ya estaba tatuado en mi cuerpo, en mi espalda, mis manos y en la porosidad estimulada por aquel carnal momento, en un baile erotizado aun mas por el frío ambiente que entibiábamos de a poco, respiraba apresurada, en una carrera hacia lo impostergable, deseaba llegar, al unísono que fuese eterno, un baile que confería calidez en lo sublime del dolor que sentía por dejarlo ir, aunque fuese por unos momentos tortuoso, aunque fuese tarde ya, aunque se acabase el día, no era suficiente para mi putrefacta y libidinosa alma.

Escrito por: Makarena Fritz

1 comentario:

Anónimo dijo...

escribes en un estado mental único ...