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20090418

Mi Risco

Hasta mi lúgubre vestido sentía vergüenza de la vil escenografía en la que se hallaba, un frio inmenso de esos que suelen encantarme, esos que espero con anhelo.. esta vez sentía la pena del aire en mi cara, nada me hacia sentir segura en ese instante donde solo me cubría mi negro vestido. Caminé por el borde de ese precipicio que simulaba ser una gran huella, vieja, empapada de nostalgia, el ambiente combinaba perfecto con su estancia, sus piedras disfrazadas de melancolía hacían presión para acercarme cada vez más para apreciar el sombrío destino de las piedras de más abajo, una vez ahí miré y al unísono medité sobre que hacer, estaba vestida para la ocasión (…) de golpe esos fríos disfrazados de esperanza humana, personas que contemplan tu pasar con desdén, fingiendo ser mejores, compadeciéndote, invitándote un abrazo no fraterno, esos que solo dejan lastima obligada por algún vinculo iniciado en un pasado más provechoso. De un instante a otro mis piernas comenzaron a temblar, tuve que sentarme a la orilla de aquel hondo risco a descansar, llevaba parada ahí mucho tiempo, mi vestido desteñía un color petróleo básico, ese color que reside en los adentros de las mismas piedras a las cuales me encontraba sentada, no podía evitarlo, me estaba mimetizando con mi lúgubre ambiente, éramos uno, ambos empapados de pensamientos inusitados, necesariamente tensos, y por momentos, sólo el oleaje de la lejana playa hacia eco en mi, levantando mi cada vez mas feo vestido. El viento bailaba infeliz, movía todo a su antojo, simulaba ser el maestro de ceremonias de la sinfonía natural que en ese momento yo presenciaba, en un soplo mi vestido cae al suelo, no me importó en lo absoluto que el viento me desnudara, es más, lo agradecí, me despojó de mis lúgubres harapos, era yo y el viento en una danza sublime, si alguien me estaba mirando, no importaba, sólo entorpecían nuestro inusual acercamiento; Yo estaba atrapada en su sexual baile, hacia que mi pelo volviese a brillar como en el apogeo de mis días cándidos en un cuasi –amazónico cuadro. Sin querer llegué un nivel más debajo de ese risco tan extraño que me acogía en mis penas … Sentada, absolutamente desnuda, sintiendo mi sangre entibiarse, sintiendo esa sensación que se me hizo ajena por mucho tiempo, casi sonrojándome, entregándome una vez más a la majestuosidad de su baile, una mezcla de lo primitivo y lo más sutil, casi dulce, casi espeso, sentía al viento dentro de mi, fecundando la nada plena , sentía alguien gemir, ni las piedras disimulaban mi estado de enajenamiento parcial. Desperté de ese estado de ambivalencia, vi mi vestido, roto con ese clásico color petróleo que me acompaño por tanto, no sentí la necesidad de usarlo, ni de usar ningún tipo de escenografía para tapar mi malogrado cuerpo, el viento tomaba formas humanas, me llevaba a lo hondo del risco en viajes cautivos de olvido, tenia pena y se desquitaba con mi cuerpo, no me importaba, yo disfrutaba también de esa enajenación parcial, pensaba a veces que sería eterna, al acabar nuestro ensamble perfecto, yo volvía a acompañar a las rocas y los caracoles, con mi harapo de vestido, lo extrañé, lo usé de nuevo, esperando al viento, y cada vez , yo me encontraba más hundida en aquel peñasco.
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Escrito por: Makarena Fritz

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta